Cuando soñamos con Turquía, imaginamos una cachimba fumada despreocupadamente mirando el mar azul, bazares llenos de alfombras preciosas y olores exóticos, resplandecientes de oro, latón y joyas, mercados rebosantes de coloridas especias y delicias turcas pastel, calas tranquilas y salvajes bañadas por aguas cristalinas, estepas semiáridas vigiladas por picos nevados durante gran parte del año. En Turquía, el visitante aprenderá que...
Debes estar suscrito para leer el resto de este artículo.
Si ya tiene una suscripción actual, inicie sesión utilizando el formulario a continuación.
De lo contrario puedes Suscríbete aquí.