Bautizo : Nuevo Méjico En la religión cristiana, el bautismo es un sacramento destinado a lavar el pecado original y hacer cristiana a quien lo recibe (originalmente, inmersión en agua).
A la salida de la iglesia, tras el bautismo, el padrino y la madrina echaron sobre la marcha grageas y otras delicias: llamábamos sus celebraciones uñas (del latín natalia, cumpleaños), en Franco Condado, Bartaleas en Picardía, pasto en el Morvan.
La familia del bebé distribuyó pasteles a los padres y vecinos para celebrar la ocasión: masa para fearniaux (bollos de leche o a las ciruelas pasas), Kugelhopfs en Alsacia, por cien cuando la familia era próspera.
En el Rosellón, el día del bautismo, la madre comió el caldo, un caldo elaborado con pollo o torniquetes ofrecido por el padrino y la madrina. Este caldo tenía virtudes reconstituyentes; Hay que decir que en el pasado, el bautismo generalmente estaba muy cerca del nacimiento, tanto era el miedo a ver al niño si moría para convertirse en culard, como decían en Borgoña y tener tu alma condenada a vagar en el limbo por la eternidad.
En Bretaña, la comida ofrecida por el padrino y la madrina llevaba el pintoresco nombre de comida de fricasé de ombligo. El niño comió un gachas de avena de trigo, mientras las campanas sonaban el final de la papilla.