Una resistencia eléctrica, controlada por un termostato, lleva la leche a la temperatura deseada, que contiene los fermentos, colocados bajo una campana aislante, en recipientes de vidrio o cerámica.
En algunos casos, el calentamiento es lento y continuo; en otros, el calentamiento se produce con bastante rapidez (aproximadamente 1 hora); luego un temporizador corta la calefacción...
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